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By Victor Camon
El mundo se ha equivocado de foto en la que comparar el último gran tiro de Lebron James. No es esta la imagen que debe ayudarte a encontrar una respuesta si dudas de tu vida. Y tampoco lo es la de Michael Jordan. Amante de lo efímero, vividor de lo inmediato, te equivocaste de comparativa.
Ese último lanzamiento ha quedado inmortalizado en la retina de todos aquellos que han visto la imagen.
Obviamente está guardado en la memoria de cientos de personas que justo en ese momento preciso dejaron de ver un hito histórico en directo para verlo a través de uno de los peores inventos del mundo actual: el móvil.
Esa imagen que tienes que a ver visto ya arroja 3 características interesantes:
La comparación con Jordan no es correcta. Muchos la han usado para demostrar como hemos cambiado, como ha cambiado la sociedad pero se han olvidado de lo esencial: no hay asociación, a no ser que hablemos de un partido de baloncesto.
En efecto, tiene su gracia el hecho de que en la imagen de Jordan aparezcan los seguidores de Utah Jazz con las manos en la cabeza y desesperados por lo que podía ser, y al final fue.
Y también es cierto, que podría tener sentido la similitud de Lebron James con la de Jordan. En una posición parecida y con un lanzamiento probablemente ya visualizado para entrar de ello en la historia del baloncesto, copiando al de Jordan.
Pero no puedo dejar de lado el por qué no es esta la imagen a comparar y tampoco puedo dejar pasar mucho tiempo con cuál tienes que evaluarla.
Primero lo primero.
¿Porqué la comparativa entre los dos dioses del baloncesto no es correcta?
Muy sencillo. El público no es el mismo. O mejor dicho, el uso del cerebro en las fotos son distintas.
Mientras en la foto de Jordan el público está metido de lleno en el partido “rezando” por un fallo y/o con las manos en la cabeza con la esperanza del error, en la de James el público no está en el partido para nada.
Porque esos espectadores que debieron de pagar una buena pasta por la entrada solo tenían un objetivo: hacer la foto.
Ni tan siquiera estaban interesados en saber quién ganaba, cuántos puntos era capaz de hacer el jugador de los Lakers… pocos hasta recuerdan contra quien jugaron Los Lakers.
Y este es el mundo en el que nos hemos convertido. Aquel donde lo importante no se encuentra en el mundo físico. No olvides que el físico es aquel que puedes vivir realmente, aquel que eres capaz de tocar.
Nos hemos convertido en borregos. Cuyo único interés es formar parte del grupo y poder destacar en él a través de imágenes y publicaciones efímeras que no sirven ni tan siquiera para hacernos mejores, simplemente sirven para poder mostrar a otras personas que has estado en ese lugar, en ese momento, que has hecho la foto.
Vaya que le damos más valor al hecho de realizar la foto que al de levantarnos temprano cada día y currar para poder tener un sustento vital.
Ten en cuenta esta locura: muchos de los centenares de espectadores que hizo la foto aún están pensando que hicieron algo grande. No entienden que ellos no hicieron nada, lo hizo Lebron James. El valor es el suyo.
Y eso me recuerda a un artículo en el que hablé de lo cambiado que había visto el Louvre en mi única visita.
En el que compartí esta foto des del fondo de la sala de la Gioconda donde daba con unas decenas de personas haciendo la foto de la obra de Leonardo, sin tan siquiera estar presente en ella y verla a través de sus ojos.
Porque no te engañes, no es lo mismo verla con tus ojos que hacerlo a través de un móvil.
Pero es que di con otras personas que se hacían selfies con grandes obras de arte.
Y yo me quedé perplejo porque esos narcisistas de lo digital se pusieran por delante de la obra de arte. Lo importante no era la persona, era la obra.
Y ahora… la foto con la que el mundo debe comparar la de Lebron James.
La foto en la que aparece August Landmesser. Alguien que dejó de lado todos sus miedos y posibles represalias para no seguir al vulgo que realizaba un saludo que jamás se debería de haber realizado.
Landmesser fue un heroico obrero alemán que se casó con una mujer judía y la persona que se negó a hacer un saludo nazi al mismísimo Adolf Hitler cuando este fue a inaugurar una nueva armada alemana en donde estaba trabajando.
El bueno de August fue repudiado, enviado a prisión por su desplante y posteriormente llevado al frente donde nunca más se supo de él.
Esta es la foto donde aparece Landmesser:
Lo entiendes, ¿verdad?
Ahí están todos haciendo el saludo a nazi menos él. Con los brazos cruzados. Con su desplante a lo supuestamente establecido.
Y esta es la imagen viral de Lebron James,
Donde se habla de Phil Knight uno de los pocos que no está usando el teléfono móvil para hacer la foto.
Landmesser y Knight supieron decidir su momento según aquello que era importante para ellos, no según lo que todos estaban realizando.
Y esta es la vida actual. El momento en el que vivimos. Donde decidimos lo que está mejor o pero según lo que dictan los cánones de la mayoría, y no lo que creemos que es importante para nosotros.
El mundo se equivocó con la foto de Lebron James. No debían compararla con la de Michael Jordan, debían de hacerlo con la de August Landmesser.
Porque no queda tan lejos ese saludo nazi con el uso del móvil.
Al fin y al cabo, y puedes llamarle opinión, sé que hay muy poco uso de las posibilidades de las personas en esas dos imágenes.
Porque si uno estuviera haciendo uso de su razón quizás estaríamos viendo menos obreros haciendo el saludo, y menos espectadores haciendo la foto con el móvil.
Nos equivocamos de foto. Como tantas ocasiones durante el día te equivocas usando más el móvil que la cabeza.
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