Deja de vivir una vida según lo que recibes. Foto de Unsplash
Siento que sea así pero durante toda tu vida has recibido una educación centrada en la acumulación.
Le debemos muchos de nuestros problemas a lo que parecía ser un mundo ideal. Aquel en el que la virtud y las habilidades debían de ir ligadas a tener éxito.
¿Pero quién es capaz de darle valor a la palabra éxito? O por lo menos quién es capaz de definir éxito lo que para alguien pueda serlo y para otro no.
Decía Marco Aurelio
“Cuando alguien te haga mal, no juzgues las cosas como él las interpreta o como quisiera que las interpretes. Solo míralos como son, en pura verdad”.
No te olvides que la vida tiene mucho de dual y las representaciones de uno no son nunca reales.
Nadie se baña en el río dos veces al mismo tiempo, decía Heráclito. No cambia solo el río sino que uno cambia también cada día.
Y por supuesto debes saber que vas a cambiar mañana y que puedes hacerlo. Porque hay una serie de acciones que no llevan a tu mejor versión.
Hay 3 cosas que debes dejar de hacer y aquí las tienes.
Vas demasiado rápido. Sin posibilidad de disfrutar de tus pasos. Lo que debe preocuparte es valorar si realmente hay alguna necesidad para que sea así.
Cada día recibes multitud de mensajes e impactos externos que tan solo te dan más información. No es más que eso. Son más mensajes. Información para la que no tienes ni tiempo para hacerle caso. Esa es la infoxicación.
Cuando te tendría que saturar tener tanta información lo que te satura no es lo que recibes, sino no saber qué hacer con esa info.
Pero aún hay una situación que genera más estrés y es cuando te planteas si te estás perdiendo alguna información importante.
Esperas encontrar la clave de tu felicidad. Aparecen esas dudas de ¿y si en ese mensaje está la clave?
Ni tan siquiera te planteas si realmente necesitas esa información y tampoco qué paso puedes dar.
Eliminar lo superfluo es un primer gran paso. Elimina todo aquello que no usas: newsletters, papeles abandonados, ropa que ya no usas… dale el valor que se merece a las cosas que no te dan nada.
Y puede sonar impopular pero han vestido nuestra educación con la esperanza de ser los maestros de las multitareas.
Como ese dicho que “los hombres no pueden hacer dos cosas al mismo tiempo”. Puede que sea así pero también puede que las mujeres no debáis hacerlo tampoco.
La multitarea no es una habilidad poderosa, más lo es la atención plena en la tarea. Te doy la clave: ante una interrupción tardas 20′ en volver a conectar en lo que estabas haciendo.
Así que eso de realizar muchas cosas al mismo tiempo no es más que un modo de esclavizar las tareas.
Ni la repetición de una tarea debe llevar a que consideres que puedes hacer más cosas al mismo tiempo. ¿Cuál es el valor real de hacerlo?
¿Acaso un escalador, astronauta, bombero… se jugará la vida para contestar el teléfono en plena acción?
¿qué sentido tiene tu vida si no eres capaz de dedicar la atención a lo que estás realizando?
Es sencillo. En la vida hay cosas que puedes controlar y cosas que no puedes controlar.
Haciéndolo más fácil debo decirte lo siguiente:
La mayoría de discusiones, situaciones de estrés o problemas diarios proceden de pensamientos externos. Imagina que se te cruza un coche y casi te arrolla, ¿qué haces?
Seguramente actuarás cegado por lo ocurrido pero no pensarás en lo que le aportará a tu vida ese enfado. No puedes controlar la razón del porqué esa persona se ha cruzado pero si puedes controlar qué haces tu con ese pensamiento.
Tu tienes todo el control de lo que puedes pensar y actuar pero no de las otras personas de este mundo.
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