En algún libro que ya no recuerdo, encontré esta bonita historia entre la conversación de un padre y un hijo sobre las diferencias que hay entre una persona rica y una pobre. Una historia que bien merece ser compartida. Y dice así:
Hubo una vez un padre de una buena familia que cogió a su hijo para llevarlo de viaje por el país con el propósito de enseñarle cómo vivía la gente pobre.
Pasaron un par de semanas en una granja que consideraron ser de una familia pobre.
A su retorno, el padre le preguntó al hijo:
– ¿Has visto cómo vive la gente pobre?
– Sin duda – contestó él.
– Entonces dime ¿qué has aprendido del viaje? – replicó el padre.
A lo que el hijo contestó:
Ya el hijo terminó su discurso y tras unos segundos dubitativos añadió:
– Gracias padre por enseñarme lo pobre que somos.
¿No te parece esta historia espectacular? Debería servirte para dar valor a aquello que tienes a tu alrededor y agradecer todo aquello que tenemos sin importarnos lo que no poseemos.
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