Te aviso de entrada: no voy a decirte lo que tienes que hacer ni voy a darte un consejo para que estés más contento con tu vida pero tienes que saber que cada día que pasa estás más cerca de sentirte desafortunado. De cualquier modo espero que la lectura te permita preguntarte si realmente eres feliz en tu vida actual.
Imagen de Mishal Ibrahim. Unsplash
Jamás en la historia has podido monitorizar tu influencia en otras personas como en estos años. Y más que vas a poder hacerlo en tu inmediato futuro.
Pero no solo eso, sino que hoy en día eres capaz de adentrarte en la vida de la gran mayoría de las personas de tu entorno sin que tan siquiera lo sepan.
¿Entiendes lo que esto significa?
Es decir, les ves y te ven.
Y aunque le pongas algunos límites de privacidad nunca va a ser suficiente, el mundo también ve su vida.
Por otro lado, vas a entrar a diario en comparaciones constantes sobre tu forma física, tu estilo de vida, tu éxito… y eso lo harás porque estás impactado a diario de las apariencias de tantas y tantas vidas “de éxito” que distan tanto de la realidad.
El porque es así debes de preguntártelo internamente. No es que sea así sino que lo quieres de este modo.
El hecho de recibir tantos impactos motivadores que ensalzan el éxito, la riqueza, los logros o la belleza hacen que trates de situarte cerca de lo que estas publicaciones representan.
Pero el problema reside en la fiabilidad de lo real. Si vivimos en un mundo en el que tenemos que usar filtros para difuminar nuestras arrugas en las fotos, cómo vamos a ser capaces de publicar nuestra realidad real.
Constantemente controlamos nuestras virtudes y claro está, también nuestros defectos.
Si nuestras virtudes sobresalen ante la mayoría las explotaremos en las redes sociales pero con los defectos, trataremos de difuminarlos.
Uno cree que mejor será eso que mostrar cuál es nuestra vida real.
¿Cómo puede ser que cueste tanto mostrar tus debilidades o defectos? ¿Y cómo puede resultar tan fácil engañarte y enmascarar tu situación en el mundo digital?
Hace 2 días hablaba de eso con mi madre. Sobre una frase que recibió por Whatsapp en la que había 2 personas con esta conversación:
Tengo una extensa colección de este tipo. Las he usado con frecuencia anteriormente pero hoy…
Lo veo totalmente distinto. En mi caso, se quedan en mensajes vacíos. No necesito inspirarme por leer la frase, no necesito compartirla para darle más valor, simplemente lo sé.
Pero para mi son mensajes vacíos, superfluos y efímeros. Te hacen pensar un momento pero rápidamente ese pensamiento se esfuma.
Te sientes bien al darle un like o compartir ese mensaje pero ¿qué cambia realmente en ti?
Recojo del libro, Así es la puta vida de Jordi Wild, un estudio en el que se concluye que quienes se hacen más selfis se definen por la búsqueda de la atención y normalmente poca confianza en sí mismos.
Aunque hay algo que me resulta incluso más complicado de gestionar que esa búsqueda de atención con una foto y es el hecho que uno es capaz de modificar sus creencias y pensamientos según lo que le puedan decir en las redes.
Fíjate en qué locura es esta. Tú tienes una idea de ti que fácilmente vas a cambiar según lo que te digan personas que normalmente ni tan siquiera te conocen en persona, solo en digital.
Es decir, que tú te dices que eres un experto en informática y yo, que ni te conozco ni te he visto trabajar, me postulo como el dios de la informática y eso será suficiente para rebajar la misma idea que tienes de ti.
Y te lo explico de otro modo:
Mueves la percepción que tienes de ti según lo que oyes o escuchas del resto. Y recuerda que a menudo esos likes y comentarios te los dan personas que ni tan siquiera te conocen.
Cómo vas a serlo si probablemente le des más importancia a este mundo digital que al físico.
Es un tema algo enquistado que entra en un círculo vicioso pues la adicción a les redes no ayuda a que uno pueda trabajar internamente.
Fíjate en que hay multitud de opciones como cursos, libros y expertos para mostrarte el cómo aumentar tu repercusión online pero cuántos existen que te ayuden a enfocar tu vida a lo real, no a lo digital.
Y es que el problema de la adicción digital no se centra en cuántas horas estás conectado sino en cómo te impactan esas horas en tu vida.
¿Crees que ver horas y horas de películas de éxito, vidas de personas exitosas… va a motivarte o va a deprimirte?
Probablemente de manera inmediata notes ese subidón espectacular pero cuando veas que no es para ti va a darte ese gran bajón que no esperabas.
Y con ello vas a fustigarte por no haber sido capaz de lograr tus objetivos.
Espero que no estés aquí confiando en que voy a regalarte un consejo o te vaya a decir qué debes de hacer.
No soy yo el que debe entrar en esto. ¿Crees que debes de ser tu?
Entonces, razona qué estás haciendo y cómo.
Y no te olvides que las percepciones de otros no tienen que ser reales ni tienen porque influir en tu vida, eso siempre depende de ti.
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