¿Cuánto tiempo estás dispuesto a vivir sin ser quién quieres ser?
En nuestro proceso vital, hay un momento en el que realmente somos más conscientes de lo que queremos ser en nuestra vida. Es el instante en el que nada nos puede parar de nuestro objetivo. Es el momento de ser bombero, de ser policía, de ser peluquero, profesor, aventurero… nuestra ambición y determinación está por las nubes. ¿Supongo que sabes de lo que hablo verdad? ¿Cuál crees que es tu denominador común?
Porque para el 95% de la población, no vivimos de aquello que siempre habíamos querido. Lo hacemos de lo que nos toca. De pequeño, no tienes límites. Puedes ser quien quieras ser y sobre todo vas a ser quien quieres ser.
Es curioso, las personas que más te quieren o las que más pueden influir en tu educación, son las que van a limitarte en cumplir tus sueños.
Tus padres a menudo te recuerdan que tienes que velar por tu futuro y labrarte un buen trabajo. Para ello, estudia y sobre todo hazlo enfocado a algo que tenga salida.
Tus profesores te van a ayudar en tu crecimiento y educación. Quizás el modelo de educación no sea el correcto. Poco tienen de responsabilidad en ello los profesores, más allá de no apostar más a menudo por mejoras y ajustes.
Y ya llegamos al punto del conflicto, aquél en el que dejamos de estudiar para ponernos a trabajar. El momento que definimos nuestra vida en busca del éxito. Queremos tener un buen trabajo, una buena casa, una gran familia… ¿y tras ello?
¿Cuántos sueños rotos? ¿Cuántos bomberos, peluqueros, policías, profesores…, se quedaron en el camino?
Todos cuanto estuvimos influenciados por las personas que queremos. Que lo hicieron por nuestro bien pero que dejaron de pensar en nuestros sueños para pensar en nuestros bolsillos.
Y ahora llega ese momento en el que no estamos satisfechos no sólo de nuestro trabajo sino de nuestra vida. Porque la historia de la vida, no es para quemar días. No es para pasar páginas. Es para vivir experiencias y hacerlo con felicidad. Todos aquellos que siendo lunes, o incluso Domingo, ya comenzáis a desesperar y a suspirar por tener que volver a la rutina, ¿realmente lo haríais si estuvierais trabajando de lo que además de daros alegrías os sirviera para vivir?
El denominador común son las ganas de ser lo que deseamos ser. Y aquí aparecen tus valores, objetivos o la esencia.
Recuerda que antes de que tu soñaras en ser bombero o profesor, alguien lo soñó y lo fue, porque su voluntad fue su denominador común. Dejó atrás los consejos de las personas que más le querían y trabajó fuerte para ser la persona que soñaba ser no la que soñaban otros.
Tras leer estas lineas es probable que ahora te encuentres en el momento de la justificación, la queja o incluso de la excusa. Si estuviéramos aplicando mi metodología para poder trabajar estos desajustes, es probable que pasáramos también el factor suerte.
Las personas no tenemos suerte, sino determinación y ante ello nos lo curramos; No necesitamos justificarnos porque cada uno puede saber que es lo que más le conviene. La queja o la excusas no son tampoco factores que podamos tener siempre en cuenta, si existen es porque alguien se las inventó.
Pero también, alguien inventó la profesión de sus sueños y la diferencia es que unos llegan a ella y otros ni tan siquiera la recuerdan.
¿Eres capaz de decirme quién crees que será más feliz en su vida?
¿Quieres realmente saber cuáles son tus valores? ¿Descubrir qué es lo que te apasiona desde pequeño? ¿Saber qué sueño roto puedes construir desde ahora?
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