Hola. Soy Víctor
Bienvenido a tu mejora
¿Cuánto tiempo guardas en tus bolsillos?
Nací con 10 minutos en números rojos, aquellos que mi hermano gemelo Héctor tardó en conseguirlo. Él se fue directo a la incubadora y finalmente tras unos duros días pudo seguir adelante.
Aquél debía ser un gran momento. Mis primeros instantes en mi vida resultaron muy difíciles aunque soy feliz de todo lo que hemos vivido juntos y esperanzado en lo que nos queda; sin duda esos 10’ lo fueron todo para mí, supe esperar y la vida me ha recompensado.
Los siguientes 33 años fueron de lo más comunes: años de crecimiento, de conocimientos, de experiencias, de risas, de amistad, de soledad, de amores, de alegrías y también de tristezas.
Por dos veces bajé hasta el pozo de mi existencia.
La primera cuando perdí en un proyecto personal que no funcionó, ese “todo” al que nos referimos para explicar cómo nuestro sueño no salió adelante. Le había dedicado todo. Pasión, trabajo, entrega y dinero … pero caí. No funcionó. Todo parecía perdido… ¿todo?
La segunda vez fue más dura. Mi padre murió. De pronto, mi vida pasó a ser otra cosa.
Mi padre llevaba un año luchando contra el cáncer y de repente, la lucha terminó.
Quizás antes hubiese perdido multitud de opciones, pero ahora había perdido lecciones, amistad, un padre, un abuelo. Había perdido el tiempo más preciado de todos: el que está por venir. Con estos dos infortunios, pude aprender a perder. A entender que la vida es pasajera no sólo para uno mismo sino también para nuestro alrededor, y que no se compone de materia, sino de momentos.
Entendí, entonces, que “todo” es una palabra que debemos usar para dar, no para esperar recibir, si queremos que tenga sentido. Sólo eso supe seguro durante los siguientes años.
Dicen que tras la tormenta siempre llega la calma y en un viaje a Islandia, lo descubrí. Descubrí pasión y vocación. Había estado 33 años viviendo una vida sin saber quién era. Al final entendí porqué estaba aquí: quería ser el protagonista de mi vida.
Decidido a conquistar la vida, pues las estrellas no iluminan nuestro Destino, hacen algo mejor: iluminarnos a nosotros. Tenía que darle a mis sueños y objetivos la voluntad para seguir viviendo y alcanzarlos. Tenía que ceder en las rutinas y exigencias de otros. Entender que el tiempo es mío y que de él me responsabilizo. Dejé un buen trabajo. No podía dejar de conseguir mis sueños.
Tuve mis contradicciones. Había hecho un buen trabajo y conocido a gente maravillosa. Personas de alrededor del mundo que estaban muy satisfechas con los años compartidos y querían ver el modo de seguir trabajando.
Cómo un Karma espectacular, me llovieron varias ofertas de trabajo y colaboración. Muy buenas opciones pero no era lo que buscaba. Tomé aquello que me interesaba y me decidí a no perder mis valores: compartir, satisfacción y dinero.
Tras escuchar el idioma mudo de montañas salvajes, observar el color secreto de las auroras boreales y visitar más de 50 países, ahora disfruto de mis propios sueños con los que he conseguido crear mi propio método único y probado que me garantiza: tener más dinero que nunca en mi cuenta y más tiempo para mi vida.
Ahora puedo decir bien alto que persigo mis sueños.